1 de septiembre de 2010

Santeros que no son santos


Por Mónica Uriel
LA HABANA, agosto (ANSA) -

El fraude se multiplica entre las religiones de la Santería y Palo Monte, derivadas de la cultura africana, en crecimiento de forma proporcional a los problemas económicos del país y a las que muchos piden ayuda para salir de él.

Religiosos coinciden en que se ha perdido el prestigio de la profesión y que estas religiones se han puesto de moda y convertido en un "negocio", cuando antes ellos eran la clase social que peor vivía, cobrando una mínima cantidad a las personas por consultar su futuro.

Los engaños son tan generalizados que una canción de reggaeton los ha plasmado en la canción "La estafa del babalawo (sacerdote)", de Cola Loca.

"Oígame padrino yo hice todo lo que usted me mandó, padrino, pero yo no he visto solución de na', yo he gastado mucho dinero padrino y lo menos que quiero pensar es que usted me haya estafado padrino. Yo no estoy viendo nada claro", recita la canción a ritmo de reggaeton.

El palero Carlos González, de 48 años, opina que "el problema económico ha transformado bastante la religión. Cuando empiezan las crisis la gente acude a la religión. Con los cambios anunciados por el gobierno de botar a muchos trabajadores estatales se me llenará la casa".

El Palo Monte, explica, es "más rápido y eficaz para resolver los problemas que la santería y como además esta religión no solo hace trabajos para bien sino también para mal, muchos acuden pidiendo que otro sea botado del trabajo para dejarle a él su puesto".

Para salir de Cuba acuden a estas religiones "muchísimos", dice este palero, señalando con orgullo que las 16 personas que buscaron su ayuda para marcharse de la isla lo consiguieron "y están trabajando en Estados Unidos".

La Embajada italiana de La Habana se ha visto obligada a colocar un cartel en el que se avisa que queda prohibido introducir cualquier tipo de sustancia dentro de los sobres de petición de un visado, prácticas con frecuencia realizadas por creyentes de estas religiones que utilizan polvos de alimentos y huesos, entre otras cosas.

"Ahora acuden a nosotros para conseguir un objetivo, no por creencia religiosa", dice a ANSA el santero Miguel Terry Izaguirre, de 62 años, señalando que "incluso hay niños que para tener buenas notas le hacen un "trabajito" a la maestra".

A su juicio, "ha llegado un momento en que todo ya pierde valor", dice este santero, convencido de que "si aquí no faltara nada, la mayoría de los "cacharros" de santería que la gente tiene en sus casas, estarían botados".

Los objetos de estas religiones antiguamente había que tenerlos ocultos pues el Partido Comunista de Cuba no las aceptaba y no se podían hacer militantes aquellos que las practicaban. "Uno no podía ponerse un collar (símbolo de que está bajo la tutela de su "padrino" religioso) en el trabajo", explica.

"Hoy en día -subraya- practican la santería hasta personas del Consejo del Estado y del gobierno" -a algunas de ellas Izaguirre les ha hecho santo, según afirma- debido a que "todos buscan protección".

El fraude arranca cuando "te dicen que tienes que hacerte santo, cuando en realidad no es así, pues tus problemas no lo requieren y bastaría algo más sencillo, y te dicen que compres muchas cosas".

La ceremonia de hacerse santo dura siete días y se necesita sacrificar pollos entre otros animales, cuyo precio en el mercado ha aumentado.

"Con todos los santos que yo hice podría tener aire acondicionado y no tengo", dice Izaguirre, quien cobra 200 pesos cubanos (unos 8 dólares) por la ceremonia.

Antes, dice, "había 20 babalawos (sacerdotes) y ahora hay 20.000. Y todo el mundo no nació para esto".

Actualmente "son más los paleros o santeros no éticos que los éticos", cuenta González, quien cobra como máximo 77 pesos cubanos (unos 3 dólares), "precio que me ha establecido San Lázaro" por el "rayamiento" (iniciación) frente a los 1.200 (unos 50 dólares) que llegan a cobrar otros", cifra que esos nuevos paleros quieren después amortizar con los clientes.

Si todos nacen con un ángel de la guarda, por qué para desarrollar ese ángel hay que pagar?", pregunta.

Ha aumentado asimismo el número de extranjeros que viaja a la isla para hacerse santo, muchos de ellos procedentes de España, México, cubanoamericanos y estadounidenses, estos últimos con una visa religiosa.

Al extranjero se le cobra un promedio de 2.000 dólares por hacerse santo.

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