Me acobardó la soledad y el miedo enorme de morir lejos de ti… y ahora que estoy frente a ti parecemos ya ves dos extraños... es parte de la letra de un tango, pero ¿a quién no le ha pasado ver a la persona que tiempo atrás amó tanto convertida en una decepción en dos piernas? Con esto hago alusión al tango titulado “Como dos extraños”, escrito por el letrista José María Contursi, que posteriormente sabrán porqué es una breve historia cantada.
Los tangos no son sólo géneros musicales, son poesía, drama, pasión, son historias recreadas por escritores trasnochadores de bares, paseantes de escondidas callecitas en la penumbra de un farol, testigos de amores y desamores de una ciudad que desnuda el alma y seduce a cada uno de sus habitantes: Buenos Aires, mi ciudad madrasta, como me gusta llamarla, porque después de mi Habana es mi madre sustituta, además, tienen tanto en común, empezando por ese olor a humedad de los caserones viejos que me activa el asma de mi niñez habanera.
Personalmente, en una etapa de mi vida me vi representada en el tango “Como dos extraños” magistralmente interpretada por la grande Adriana Varela, no chamuyo, sentía al escucharla que describía la trascendencia de mi momento -es lo lindo del tango que te narra la vida o te va la vida en ello- sin embargo, nunca reparé en saber el origen de su creación. No sé si es sincronismo, como diría Deepak Chopra, o es simple predestinación, pero hoy ese origen me lo tropiezo buscando algo interesante sobre la construcción de “Balada para un loco” que prometí conseguir para un amigo cantante que la está montando para interpretarla al estilo feeling, muy propio de él.
He aquí la historia prometida, sencilla, de la cotidianidad misma, convertida en una canción con olor a tango. Puedes leerla y luego escucharla, o hacer un alto a la lectura y oirla primero para después leerla, al final de la página están dos videos: cantada por Adriana Varela o si se prefiere una versión urbana y más actual la interpretada por Andrés Calamaro, ambas le hacen honor y ofrecen el olor tanguero. (ver videos al final de la página)
"Como dos extraños" - La historia de un tango
Por: Oscar Mármol*
El Marabú fue uno de los templos del tango donde debutó en el año1938 Aníbal Troilo. Su amigo el poeta, José María Contursi, era habitué de ese reducto, donde fue testigo de un drama pasional que él supo usar para construir la letra del tango que él bautizó con el nombre “Como dos extraños”.
Tiempo antes, su amigo Pedro Laurenz le había dado la composición de una hermosa melodía para que Contursi le pusiera los versos. La historia que el conoció en el Marabú sobre el romance de un mozo y una coopera fue la base para poner letra a este tema que si bien en su comienzo fue intrascendente, con los años fue un suceso en la voz de Floreal Ruiz con el acompañamiento de José Basso, y desde hace algunos años tema central en las actuaciones de la interprete Adriana Varela.
Paso a explicar...
El Poeta Contursi, relataba que en una oportunidad en que el Cabaret Marabú solicitaba chicas para el trabajo de cooperas, entre las tantas postulantes se presentó una noche una joven de una belleza singular, que venía de la ciudad de Córdoba a buscar trabajo en Buenos Aires. Joven y bonita fueron sus credenciales para ser inmediatamente tomada por el responsable del lugar.
Al tiempo entabla amistad con uno de los mozos, cordobés como ella, y esa amistad fue creciendo y al tiempo se convirtieron en novios. Se habían juramentado seguir trabajando un par de años en el lugar, juntar algún dinero y casarse, tener hijos y envejecer juntos. Eran dos buenas personas, queridas por sus compañeros de la noche.
Pero un día...la cosa cambio abruptamente.
Llegó a Cabaret un hombre acompañado por otras dos personas quien sin mediar palabras agarró a la moza de los pelos y arrastrándola intento llevarla para afuera. Por supuesto la reacción de todos sus compañeros fue unánime...
Pero el hombre tenía una carta muy pesada para justificar su actitud; sacó de su saco una libreta de casamiento y fue un argumento de mucho peso para evitar que se la llevara.
Era su esposa, y la venia a rescatar de ese antro de perdición...
Lo cierto es que todos se quedaron mascando rabia, pero así era la cosa. El novio quedó emocionalmente destruido, sus compañeros no sabían qué hacer para consolarlo, tantos proyectos y al fin todo se había acabado...
Fue pasando el tiempo, un año, dos años, y la herida en el corazón del mozo no había cicatrizado, por lo que sus camaradas creyendo hacerle un bien lo estimularon a que la vaya a buscar.
Después de meditarlo profundamente, aprovechó la semana de vacaciones que le debían, sacó un pasaje en tren y allá se marchó al rescate de su amor...
Por comentarios que ella le había dicho en el pasado, no le costó mucho ubicar el almacén de ramos generales donde ella atendía en un barrio a las afueras de la ciudad de Córdoba.
Cuando entró al boliche, la vio detrás del mostrador atendiendo a una cliente.
No podía dar crédito a lo que veía...
Apenas dos años habían transcurrido de la separación tan traumática, y el paso del tiempo obro negativamente en el físico de la mujer. Gorda, desaliñada, sin dientes, con la mirada obnubilada, era quien tenía a su frente.
Todas sus esperanzas se hicieron trizas, sus ojos se llenaron de lágrimas y dándose media vuelta se fue con su corazón destrozado.
José Maria Contursi cuando escucho entre sollozos de labios del frustrado enamorado este relato, construyó estos hermosos versos...
"Me acobardó la soledad y el miedo enorme de morir lejos de ti Que ganas tuve de llorar, sintiendo junto a mi la burla de la realidad Y el corazón me suplico que te buscara y que te diera tu querer... Me lo pedía el corazón y entonces te busque creyéndote mi salvación
Y ahora que estoy frente a ti parecemos ya ves dos extraños... Lección que por fin aprendí como cambian las cosas los años
Angustia de saber muerta ya la ilusión y la fe... Perdón si me ves lagrimear, los recuerdos me han hecho mal.
Palideció la luz del sol, al escucharte fríamente conversar Fue tan distinto nuestro amor y duele comprobar que todo, todo termino
Que gran error volverte a ver, para llevarme destrozado el corazón Son mil fantasmas al volver, burlándose de mi las horas de ese muerto ayer..."
El 28 de Junio de 1940, Pedro Laurenz lo grabó con la voz de su cantor Juan Carlos Casas. Pasaron muchos años, para que esta historia de vida relatada en 3 minutos en la voz de un o una intérprete tenga la relevancia merecida, entre los amantes del buen tango.
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